Cada uno tiene sus gustos: hay quienes prefieren una consola, otros jugar en su computador. Sin embargo, según un estudio de Superdata Research, los juegos para PC generan anualmente ventas por 34.000 millones de dólares, solo siendo superados por los juegos móviles. Se estima, además, que en el mundo existen más de 1.2 millones de ersonas que juegan desde su computador.

Si se desea adquirir un equipo para jugar, que cumpla con rendimientos y velocidades, hay que buscar lentamente. Buscar las mejores opciones, comparar lo que está en el mercado y tener en cuenta ciertos parámetros fundamentales. De hecho, según los usos, puede que ciertas funciones no sean tan necesarias y que otras sí sean fundamentales.

Pantalla y visualización

El tamaño del monitor es importante en un equipo portátil para gaming. Para tener una experiencia óptima, lo ecomendable es una pantalla de 20 o 23 pulgadas en equipos de escritorio, y de 15 a 17 en equipos portátiles. En portátiles, es mejor si tiene biseles delgados pues eso ayuda a reducir el tamaño del dispositivo.

Además, otro elemento importante a considerar tiene que ver con la frecuencia de actualización de la pantalla. Si los juegos favoritos son de competencia o ritmo rápido se necesita una alta frecuencia ya que muestra mayor cantidad de cuadros por segundo (FPS); esto significa que en pantalla se verá una acción más fluida y fácil de entender porque pasa menos tiempo tiempo entre cada cuadro que se procesa. Hay que tener en cuenta que los FPS se determinan por la forma en la que la tarjeta de video, especialmente la GPU y la CPU trabajan juntas, por lo que la elección del sistema tiene gran impacto en la experiencia de gaming.

Estructura, características y experiencia

Portátiles para jugar hay de todos los tamaños. En un equipo básico siempre hay equilibrio entre el tamaño, la estructura y el desempeño. Pero también se deben tener en cuenta elementos como la compensación entre portabilidad y potencia, dispositivos de entrada y otros elementos que aportan de forma positiva al desempeño. Aquí lo que hay que tener en cuenta:

Peso: un diseño ligero y delgado permite portabilidad. Si no es un requisito, hay portátiles más gruesas y pesadas que tienen mejores características en cuando a opciones de visualización, puertos USB y entradas de audio.

Entradas: los gamers prefieren muchas veces el uso de teclados mecánicos. También los trackpads de pantalla táctil y cámaras de alta definición. Elementos para tener en cuenta.

Enfriamiento: un buen sistema de enfriamiento protege contra la limitación de desempeño. Por lo general, los portátiles más grandes están mejor equipados para disipar el calor.

Hardware

Un gran hardware significa un gran desempeño. ¿Qué buscar al elegir?

Procesador: Es necesario un procesador con una frecuencia rápida y con varios núcleos (mínimo cuatro físicos). Este afecta toda la experiencia de usuario: desde la velocidad de cuadros durante el juego hasta el desempeño con la batería. Para transmitir o grabar mientras se juega, es necesaria un procesador de alta gama que no comprometa ni la calidad de la transmisión ni la del juego. La recomendación es buscar un equipo con mínimo un procesador Core i7.

GPU: para reproducir los juegos más recientes, se recomienda una pantalla 4K, por eso se necesita una GPU de primera línea que debe combinarse con una muy buena CPU.

RAM: 8 GB de RAM es la recomendación mínima para una computadora tanto portátil como de escritorio para gaming, mientras que 16 GB se ha vuelto cada vez más estándar para los sistemas portátiles de gama alta.

Almacenamiento: se debe buscar, como mínimo, un disco duro de estado sólido de al menos 256 GB.

Accesorio: además de un buen equipo, un gamer debe tener un kit entero de accesorios que permitan una experiencia óptima de juego. En la lista no deben faltar los teclados especializados, un buen mouse, el joystick, una diadema de sonido e, incluso, gafas de realidad virtual. Juntos hacen que haya una inmersión total en la interfaz.